Con el fin de año llegan fechas señaladas y comienza la búsqueda del regalo perfecto, el más original, necesario o útil. Sin embargo, es importante pensar bien nuestras elecciones: una nueva tablet no es tan original como una funda personalizada para la que ya tienes, un portátil nuevo no es necesario si el actual funciona bien, y el último modelo de móvil no es más útil que el que compraste el año pasado.

El próximo 29 de noviembre de 2024 se celebrará el Black Friday, seguido del Cyber Monday el 2 de diciembre, ambos eventos reconocidos por inaugurar la temporada de compras navideñas con grandes descuentos. La indudable penetración del mercado del aparato eléctrico y electrónico (AEE) en la vida diaria y el continuado desarrollo de nuevos equipos electrónicos, sumados a un marketing soportado en una importante bajada de los precios, convierte a estas fechas en un momento de relevante de compra de equipos eléctricos y electrónicos, que se completa en las semanas siguientes hasta superar la Navidad.

Muchas de estas adquisiciones son regalos, y muchas buscan la renovación a bajo precio de AEE aún operativos en su fase de uso. Estamos educados en un sistema de economía lineal en el que la cadena de valor se compone de eslabones principales de extracción de materias primas, producción y distribución de productos, consumo, y, finalmente, la generación de un residuo cuando estos llegan, en teoría, a su fin de vida, porque ¿cuántos de estos dispositivos llegan a su fin de vida realmente? Y/o, ¿cuántos llegan a ser reutilizados o desechados correctamente?

Las empresas de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) necesitan un suministro continuo de materias primas, pero este no depende de la compra inmediata de nuevos equipos, ya que los AEE rara vez se desechan en el mismo año en que se adquieren. Las instalaciones de gestión de RAEE reciben, en realidad, equipos que se compraron hace años y décadas. Esto no es tan extraño en el mundo del residuo: pasa también con los vehículos fuera de uso, o con las infraestructuras de obras. Pero, a diferencia de estos, muchos de los aparatos eléctricos o electrónicos que dejan de utilizarse, pueden conservarse en casa, lo que en el sector del RAEE denominamos “el tesoro escondido”.

Es por ello que la legislación ambiental que parte de la UE quiere fomentar la durabilidad de los AEE, combatir la obsolescencia programada, y cumplir objetivos más ambiciosos en reutilización y remanufactura. En una economía circular, en la cual la jerarquía de los residuos (reducir, reutilizar y reciclar) es un objetivo clave, pueden y deben articularse modelos de negocio que, reduzcan la huella ambiental del sector: la posibilidad recogida de AEE operativos -que pueda apoyarse en incentivos ciudadanos-; el apoyo inteligente a la remanufactura y la distribución de los AEE llamados de segunda mano -como sucede en países en que estos AEE están exentos de IVA a lo que se suma la ventaja competitiva de satisfacción que genera el consumo sostenible-; o la economía colaborativa para aquellos bienes de escaso uso cuya propiedad individual resulta menos justificada -como las comunidades que comparten lavadoras, o equipos de bricolaje-.

Además, la sensibilización continua sobre la importancia de estos modelos y la reducción de residuos es crucial para avanzar hacia un consumo más responsable. Una mayor implicación social en la reutilización y reparación de equipos permitirá que más RAEE lleguen a los puntos de tratamiento en lugar de ser canibalizados, exportados ilegalmente o guardados en casa sin utilidad. Esto se vería reforzado por un ecodiseño que facilite el desensamblaje y ofrezca mayor transparencia sobre los materiales utilizados, fomentando la «minería urbana» de materias primas críticas. De esta forma, la gestión de RAEE no solo contribuiría a reducir la dependencia de la extracción en terceros países, sino que también fortalecería las industrias europeas que consumen estos materiales.

Por estas razones, los gestores de RAEE tienen un papel esencial en la transición hacia una economía circular que priorice la reducción del consumo de nuevos AEE. Indumetal ha trabajado intensamente en los últimos años en proyectos que fomentan el ecodiseño y en la creación de nuevos modelos de negocio que apoyen un consumo más sostenible. Este enfoque no solo beneficia al medio ambiente, sino que también genera valor añadido al sector y contribuye al desarrollo de una economía más eficiente y menos dependiente de nuevos recursos externos.